Compré una PS4 rota: Parte 1

Hace unas semanas vi un gameplay de The Last of Us, juego que completé hace ya unos años en la PS3 pirata de mi padre, y me apeteció jugar la parte 2, así que decidí meterme en Wallapop y buscar una PS4 barata. Encontré una a 80€ con el lector de discos roto. Como no tenía pensado comprar juegos en físico, me parecía un buen precio, pero entonces pensé: “¿Y si intento arreglar el lector de discos?”

Primer acercamiento: Abrir la PS4

El primer paso era claro: abrir la PS4. Después de ver tutoriales, me sentí confiado y cogí mi destornillador. Lo más llamativo al principio fue que no estaba la pegatina de garantía; lo segundo más llamativo es que la PS4 estaba llena de mierda, todo estaba manchado con un extraño color medio marrón que no me pareció óxido, parecía como si la hubieran pasado por fuego, muy raro.

Al ver eso, lo primero que hice fue coger alcohol isopropílico, una camisa vieja y empezar a frotar. Conforme iba desarmando la consola, iba limpiando lo que podía, y entonces llegué al lector de discos.

Segundo acercamiento: Inspeccionar el lector

Con todo el conocimiento de los vídeos, empecé a analizar el lector: comprobar el mecanismo que atrae al disco, el resorte, etc. Después de algunas pruebas llegué a un análisis: el motor que mueve el disco no lo hace bien. Al insertar el disco, todo va bien, pero una vez lo intenta leer y el láser aparece, la unidad de movimiento del disco lo hace girar de manera errática, girando un rato y luego deteniéndose. “El paso lógico sería comprar un nuevo lector”, pensé, entonces seguí desmontando la consola para cambiarle la pasta térmica.

Tercer acercamiento: La placa base

Siguiendo con el desmontaje llegué a la chapa que cubre la placa base, entonces empecé a quitar los tornillos; a decir verdad, son bastantes. Tornillo tras tornillo, todos iban saliendo sin problemas y rápidamente entré en modo mecánico sacando tornillos, hasta que llegué a un tornillo medio barrido. Yo estaba en modo automático y cuando empecé a destornillar no me di cuenta enseguida, y fue demasiado tarde: el tornillo estaba barrido. Intenté usar un destornillador plano, intenté usar el plano con tela para aumentar la fricción, intenté incluso hacer una ranura con un cuchillo de cocina, pero todo fue inútil.

A la mañana siguiente y falto de esperanza, le comenté a mi padre lo sucedido, y me dijo que él podría sacar el tornillo usando unas pinzas que tenía. Ese fin de semana fui a su casa y, aunque al principio parecía que no iba a funcionar, al final funcionó, y pude seguir con el desmontaje.

Cuarto acercamiento: La pasta térmica

Una vez liberé la placa base, como era de esperar, estaba todo sucio, y me puse a limpiar un poco. Cuando llegué a la CPU, me encontré con la peor aplicación de pasta térmica que he visto en mi vida, la pasta se había esparcido por todas partes, entonces cogí un hisopo (también conocido como “palillo”) y mi alcohol isopropílico y empecé a limpiar. Una vez retiré lo que pude de la pasta térmica, apliqué una nueva sin problemas.

Quinto acercamiento: Soy imbécil

Volví a montar todo y ya solo faltaba probar que todo funcionara: enchufé la consola, conecté el cable HDMI, le di al botón de encendido y… no prendió. Entonces entré en pánico y volví a desarmar todo otra vez. En un primer momento pensé que sería cosa de la fuente de alimentación, pero después de rebuscar un poco me di cuenta de que no había conectado el FPC de la placa de los botones de control, así que lo conecté y esa vez sí que encendió.

Conclusión

Ahora que solucioné lo del tornillo, solo queda comprar un nuevo lector de discos y cambiarlo, y así poder jugar a los juegos que ya me he comprado en físico. Por suerte, la PS4 sigue funcionando y puedo jugar a The Last of Us Parte 2 sin problemas al comprarlo en digital. En junio espero haber solucionado lo del lector.

¿Moraleja de esta historia? No seas como yo y no compres cosas rotas.